Solitario viernes. La pared
entera para nosotros. Silencio solo interrumpido por el bramido del mar, los graznidos de desafiantes
gaviotas y el tintineo de los hierros en el arnés. Largos jodidamente
estéticos, sensación de verticalidad brutal y un recorrido increíblemente
lógico para surcar de forma amable esta grandiosa pared.
Hasta aquí la información de la
vía, el que busque solo escalada puede dejar de leer y simplemente ojear las
fotos.
Siempre me había sentido atraído
por el UBSA. La más difícil de las fáciles y la más fácil de las difíciles
dicen. Solo por este hecho llamaba mi atención. Pero la atracción determinante
surgió al conocer el significado del acrónimo de sus siglas: Unión de Buitres
Socialistas y Anarquistas.
Después de esto ¿quién no quiere
escalar una vía con semejante nombre?.
Durante esa semana se produjeron
diversos hechos que me hicieron replantearme y admirar a esas precedentes
generaciones como los UBSA. El que quiera saber más sobre estos pioneros de los
70 puede leer el libro: “Escalad, escalad malditos”, lectura altamente
recomendable.
La idea para ese finde era
realizar actividad invernal en pirineos, que ya tocaba. Para ello nos habíamos
pedido libre el viernes. De esta forma disfrutaríamos de un largo fin de semana
para poder realizar alguna de las actividades que nos llevan quitando el sueño
varios años.
Pero el hombre propone y la méteo
dispone. Durante toda la semana el flujo de ingentes cantidades de
informaciones meteorológicas colapsa todos los medios de comunicación social
existentes entre Gabi y un servidor. Vamos cambiando de zonas y actividades
según avanzan los partes hasta quedar reducida la actividad a una mini ventana
de buen tiempo en Ulldeter para el viernes por la mañana. Al final decidimos
abortar el plan, apostar por lo seguro y probar suerte en el UBSA.
Este fue uno de los factores que
me hizo volver la vista a tiempos pasados. Tiempos en que los alpinistas se
lanzaban a la piscina sin previsiones meteorológicas, a veces tenían suerte y a
veces no. Pero ellos lo intentaban. Hoy en día somos muchos los que no nos
lanzamos a una actividad si la previsión es mínimamente desfavorable. ( En
nuestra defensa podré argumentar que el precio de la gasolina tampoco está como
para hacer viajes en balde al pirineo).
El otro factor determinante fue
escalar el UBSA. Imaginar como con los materiales de la época y ante lo
desconocido este grupo de buitres se había adentrado en el peñón y había sido
capaz de abrir esta línea. Como se les ocurrió hacer un rápel pendular y seguir
a otra cosa. Comparo sus huevos con los míos, y me dan ganas de llorar. Esta contraposición de fotos, refleja lo que
os cuento.
Total, que después de la resaca
emocional de haber escalado la vía y la botella de vino que llevaba en el
cuerpo me dio por reflexionar mientras pasábamos la noche en la cabaña Vallot
alicantina.
Y mezcle las cosas, por un lado
la evolución generacional que ha sufrido el mundo de la escalada y el alpinismo
y que se puede resumir de forma muy simplista en el uso de la expansión. Por
otro, la actual situación social en España, la frustración e indignación
generalizada y la preocupante falta de reacción.
Y de esta mezcla me acordé de un
ensayo de Ortega y Gasset que tuve la suerte de leer una noche de espera en el
aeropuerto de Bérgamo. No es que sea un erudito lector habitual de filosofía,
pero la cantidad de libros en castellano que había en la biblioteca de Trento
era reducida y me dio por coger este.
Ante todo esto me acosté pensando
¿Por qué coño se caracteriza mi generación? A sí que hablemos de generaciones y
que cada uno extraiga sus propias conclusiones.
"Las variaciones de la
sensibilidad vital que son decisivas en la historia se presentan bajo la forma
de generación. Una generación no es un puñado de hombres egregios, ni
simplemente una masa: es como un nuevo cuerpo social integro. La generación es
el concepto más importante de la historia, y , por decirlo así, el gozne sobre
la que ésta ejecuta sus movimientos.
Una generación es una variedad
humana dotada de ciertos caracteres típicos que les prestan una fisionomía
común, diferenciándolos de la generación anterior. Dentro de ese marco de
identidad pueden ser los individuos del más diverso temple, pero aun así entre
el reaccionario y el revolucionario del siglo XIX se descubre más afinidad
entre ellos que ante cualquiera de nosotros.
Para cada generación, vivir, es,
pues, una faena de dos dimensiones, una de las cuales consiste en recibir lo
vivido por la generación antecedente: ideas, valoraciones, instituciones, etc ;
la otra, dejar fluir su propia espontaneidad. Su actitud no puede ser la misma
ante lo propio que ante lo recibido.
El espíritu de cada generación depende de la
ecuación que esos dos ingredientes formen, de la actitud que ante cada uno de
ellos adopte la mayoría de sus individuos.
¿Se entregará a lo recibido,
desoyendo las íntimas voces de lo espontáneo? ¿ Será fiel a éstas e indócil a
la autoridad del pasado?. Ha habido
generaciones que sintieron una perfecta homogeneidad entre lo recibido y lo propio.
Entonces se vive en épocas cumulativas. Otras veces han sentido una profunda
heterogeneidad entre ambos elementos, y sobrevinieron épocas eliminatorias
y polémicas, generaciones de combate. En
las primeras, los nuevos jóvenes, solidarizados con los viejos, se supeditan a
ellos: en la política, en la ciencia, en las artes siguen dirigiendo los
ancianos. Son tiempos de viejos. En las segundas, como no se trata de conservar
y acumular, sino de arrumbar y sustituir, los viejos quedan barridos por los mozos.
Son tiempos de jóvenes, edades de iniciación y beligerancia constructiva.
Si cada generación consiste en
una peculiar sensibilidad, en un repertorio orgánico de íntimas propensiones,
quiere decirse que cada generación tiene su vocación propia, su histórica
misión.
Pero acontece que las
generaciones faltan a veces a su
vocación y dejan su misión incumplida. Generaciones infieles a sí mismas, que
defraudan la intención cósmica depositada en ellas. En lugar de acometer
resueltamente la tarea que les ha sido prefijada, sordas a las urgentes
apelaciones de su vocación, prefieren sestear alojadas en ideas, instituciones,
placeres creados por las anteriores y que carecen de afinidad con su
temperamento. Claro es que esta deserción del puesto histórico no se comete
impunemente. La generación delincuente se arrastra por la existencia en
perpetuo desacuerdo consigo misma, vitalmente fracasada.
Yo creo que en toda Europa, pero
muy especialmente en España, es la actual una de estas generaciones desertoras.
Pocas veces han vivido los hombres menos en claro consigo mismos, y acaso nunca
ha soportado la humanidad tan dócilmente formas que no le son afines,
supervivencias de otras generaciones que no responden a su latido íntimo.
De aquí el comienzo de apatía tan
característico de nuestro tiempo, por ejemplo, en política, en arte o en
nuestras instituciones (residuo anquilosado de otra edad)."
Ortega y Gasset: “El tema de
nuestro tiempo -1923”
Es evidente que el análisis de
Ortega y Gasset sería muy complejo de aplicar actualmente, hay infinidad de
nuevos factores que no existían en su época: tecnología hiper-desarrollada,
internet, los grandes ejes de poder, la globalización con el avance
indiscriminado en los diversos modos de intercambio, el totalitarismo de los
mercados...
Pero aun con tales notables
diferencias el choque generacional prevalece y se hace más complicado que
nunca. No me atrevería a vaticinar qué tipo de generación nos encontraremos en
un futuro cercano.
Actualmente la generación
dominante posee métodos muy efectivos de adormecimiento y amnesia generacional.
La manipulación y adoctrinamiento de los principales medios de comunicación, la
educación cada vez más precaria de las escuelas, el opio en forma de futbol, reality
show y prensa rosa.
Además hay que tener en cuenta
una nueva herramienta de doble filo. Internet. Ésta ha revolucionado las nuevas
formas de relaciones sociales generacionales. De la evolución de las mismas
dependerá gran parte del ADN de la nueva generación. De momento estamos creando
relaciones cada vez más superficiales, amistades basadas en un “me gusta”. La
gente no tiene tiempo de analizar y ser crítica ante tal ingente flujo de
información diaria que recibe. Al final ha desarrollado un sistema de
supervivencia capaz de tragar con todo.
Si atendemos a todo esto, el futuro es poco halagüeño.
Pero también podemos utilizar
internet como herramienta para compartir contenidos críticos, nuevos puntos de
vista y sabotear la información
manipulada dominante. El uso que individualmente le demos sí que es una
decisión propia y de ahí deben surgir los brotes del cambio.
Para concluir me gustaría lanzar
dos preguntas que no me atrevo a responder.
¿Estamos ante una generación desertora? .¿Es
posible en la actualidad una generación
que rompa con lo establecido y de un nuevo giro al desarrollo de la historia?
Mientras tanto... seguiremos escalando y piando.