Hacía tiempo que mi espalda me pedía a gritos pasar una noche al raso. Dormir sobre piedras punzantes de tal forma que a la vuelta, el colchón que me está quitando la vida me vuelva a parecer cómodo.
A cambio una luna llena y una noche espléndida para disfrutar de la atrayente mole del Puig Campana.
Una placentera noche, solo alterada por el griterío de un grupo de colegiales ( o al menos actuaban como tal) que bajaba a altas horas de la cima.
Así da gusto madrugar.
La idea es hacer el espolón finestrat pero no podemos encantarnos porque tengo que estar pronto de vuelta para trabajar en Valencia.
Tras una entretenida aproximación enseguida aparece la aguja encantada con la arista Aristóteles y el espolón finestrat. Vista desde aquí impresiona la cosa.
Empezamos el primer largo del espolón finestrat. Al principio me dejo llevar por una línea de bolts pero cuando llevo unos metros veo que la cosa no pinta de IV/V como indica la reseña, a si que la cosa no debe ir por ahí.
La vía empieza un poco más a la derecha, vas ganando metros hasta que llegas a una pequeña travesía a derechas que supera un pequeño resalte vertical protegido por un par de bolts y un clavo. Hasta aquí todo bien. Decido seguir recto obviando una vira a la derecha que parece ser un poco más fácil pero menos evidente, a si que tiro recto hacia arriba. La cosa se va poniendo vertical. Voy metiendo cacharros según puedo y paso un par de pequeños desplomes que no tenía previsto. El ultimo me pilla apenas sin material. Respira, no te pongas nervioso, no te caigas. Salgo del paso, avanzo unos metros y meto el último friend que me queda. Veo a lo lejos un gran puente de roca y ahí que me dirijo apurando los últimos metros de cuerda. Monto reunión y empieza a subir Gabi. Entre una cosa y otra me ha costado el largo una hora, y otra hora que le va a costar a Gabi. Con este ritmo no llego a Valencia a tiempo ni de coña. Miramos y a la derecha vemos una instalación de rapel. Quizás era la reunión en la que deberíamos haber terminado el primer largo. Hacemos una pequeña travesía hasta una terraza y enseguida llegamos al rapel. Ya volveremos otro día con más tiempo.
De bajada Gabi me propone hacer los primeros largos de la Aristóteles. Al menos hasta la terraza intermedia y según vayamos de hora, seguir o bajarnos rápido al coche. No es un mal premio de consolación a si que le metemos velocidad al asunto y empezamos a escalar. Los primeros largos no presentan ninguna dificultad y luego nos arrepentimos de no haber ido a ensamble, ya que recoger cuerda representa una gran pérdida de tiempo.
LLegamos a la terraza con relativa velocidad, vamos justos de tiempo pero si apuramos un poco y luego bajamos corriendo puede que nos de tiempo. A si que sin pensarlo mucho vamos a por los largos más entretenidos y estéticos del día. El primer largo después de la terraza es el más mantenido de la vía. Discurre por un diedro protegido por un par de clavos. Es el largo en el que hay que escalar de verdad. Desde la reunión (gran puente de roca) hay que volver al espolón para atacar los largos finales que discurren por el mismo.
Ahora ya en el espolón solo queda disfrutar del ambiente y de la maravillosa roca del puig.
Para bajar, hay dos rápeles. Uno muy corto que te lleva al collado donde podemos seguir por la cresta pepsi y el siguiente que te deposita en el barranco.
Una vez terminado el rapel bajamos por el barranco hasta coger una vira a izquiedas que nos deja a la altura del inicio del espolón central. De ahí al coche... a correr cual rebecos ataviados de trastos tintineantes.
Pero por mucha prisa que se lleve es inevitable girarse para contemplar una y otra vez esta maravilla geológica del levante.
Croquis de la vía:
http://www.senderosdealicante.com/delaroca/pdf/Puig%20Campana%20R25.pdf
jueves, 27 de febrero de 2014
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