martes, 15 de septiembre de 2015

Pico Palas (2.974m) - Por la chimena Ledormeur

¡Los tresmiles están sobrevalorados!



Existen en el Pirineo un grupo de picos que desafían con elegancia a sus hermanos mayores de tres mil metros: Pedraforca, Midi D´Ossau, Anayet, Aspe, Punta Escarra, Arriel, Ansabere, Perramó, Encantats... son algunos de los ejemplos de estos colosos que no llegan a los tres mil metros y ni puta falta que les hace.

Descripciones y reportajes sobre el Palas y como conquistar sus 2.974 m los hay a montones por internet; y por supuesto mucho más descriptivos que éste. Aquí no encontrareis detallada la aproximación desde el embalse de la Sarra. Simplemente os contaré que rondaba mi cabeza mientras ascendía por el barranco de aguas limpias hacia el embalse de Respomuso.


Hace casi un año que manifesté aquel "Correr es de cobardes y cuesta arriba de gilipollas" . Un año que ha dado para correr y lesionarme casi a partes iguales. Un año en el que el verbo escalar ha pasado a ser un pretérito y en el que he seguido mucho más las andaduras de Luis Alberto Hernando que las hazañas de Ueli Steck.



Un año disfrutando de los placeres de moverte liviano, pero sobre todo de la comodidad mental de andar por las montañas sin la certeza de estar juzgándote el pellejo. Fue intentando la cresta Bardamina - Paul cuando percibí que esto era un arma de doble filo. Pasos en los que nunca hubiese dudado hacer sin cuerda me hicieron sudar, el cuerpo se me tensó y empece a darle una importancia al vació y a las piedras sueltas que no le había dado hasta la fecha. La cabeza no estaba en su sitio y la ausencia de cuerda y un cuerpo bloqueado hicieron que quisiese bajarme a mitad. Necesitaba acudir a terapia.



Por todo esto necesitaba volver a Pirineos, necesitaba volver a disfrutar y reencontrarme con unas sensaciones y seguridades perdidas. Como si de un peregrino se tratase volví a recorrer los dominios de los gigantes de Ordesa con la Monte Perdido Extreme.



De maravillarme por enésima vez en los bucólicos prados del Anayet y sus privilegiadas vistas cimeras.


Mantener un pulso con las nubes y el viento en la cima del Tebarray.



De reencontrarme con la verticalidad moderada de las chimeneas de la normal al Midi D´Ossau.


Como un devoto pirineísta fui siguiendo la máxima de que uno siempre regresa a los lugares donde fue feliz, hasta el punto de terminar por el barranco de aguas limpias a Respomuso. Punto geográfico del que puedo decir sin miedo a equivocarme que es el tramo de senda que más veces he pisado de los Pirineos. 

En todas las actividades que comparten esta aproximación andaba yo pensando cuando al llegar al embalse de Respomuso giramos hacia los lagos de Arriel.


Pensando en actividades pasadas y en otras por hacer mientras recorremos la plácida senda que bordea el macizo de las Frondiellas. Hasta que al levantar la cabeza, una sola mole con sus cuatro altivas aristas acapara todos mis pensamientos, el Palas.


Se terminaron las divagaciones y empieza la faena. Para ello debemos continuar hasta los lagos de Arriel.



Para ir bordeándolos sin quitar ya la vista del Palas.


Y dirigirnos poco a poco a su base para encarar la pedrera, siguiendo en todo momento los puntos rojos que nos llevarán hasta su cima.



Empieza la lucha de avanzar un paso y retroceder dos.


Mientras viejos amigos como Punta Escarra y Peña Telera van asomando, trayendo recuerdos que forman parte de la terapia.


Seguimos ascendiendo mientras el Arriel nos dedica sus cantos de sirena, recordándome una vez más que "estamos condenados a rabiar". Condenados a vagar hacia cualquier montaña en la que el simple hecho de ver su fotografía te haga estar deseoso de plantare a sus pies. Condenados a volver a casa siempre con nuevos proyectos e ilusiones, con una voracidad de aventura nunca saciada.

Expresión que acuño Oscar Pérez y que posteriormente usó para bautizar una vía abierta por el mismo en el valle de Tena.



Por delante aun tenemos un largo tramo de bloques graníticos, hasta llegar al inicio de la chimenea Ledormeur.

Recorrido aproximado , no fiarse de la perspectiva.

El inicio de la chimenea Ledormeur esta marcado con una placa inconfundible.



La primera parte transcurre por una sucesión de terrazas de granito compacto.



Una vez finalizado este tramo, un giro a la derecha nos deposita debajo de la chimenea Ledormeur propiamente dicha.


Existen a lo largo de la chimenea tres puntos equipados para rapelar o asegurar la subida. La roca en esta parte es de peor calidad que la anterior, por lo que hay que aumentar la precaución y tantear bien cada agarre.

El primer tramo es el más vertical, perdiendo verticalidad conforme vamos avanzando hasta el final de la chimenea.


Recupero sensaciones y seguridad, y disfruto como hacía tiempo que no lo hacía en montaña. Parece que la terapia esta surgiendo efecto.


Las vistas en todo momento son escandalosas.


Superada la chimenea la senda mejora hasta conducirnos a la parte trasera de la arista, donde una canal con alguna que otra piedra suelta nos deposita por fin en la cima del Palas.


No hay carrera que pueda igualar estas sensaciones, al menos para mi.


Las vistas hacia la vertiente francesa son espectaculares, con el Midi como siempre acaparando todo el protagonismo.


Hacia la vertiente aragonesa no se puede pedir más, el Balaitus y su elegante aguja Lamathe (una de las pendientes) y la cresta de las Frondiellas.


La bajada la realizamos por el mismo recorrido de subida. La chimenea se destrepa con mayor facilidad de lo que puede parecer, pero si uno no se siente muy cómodo en este tipo de destrepes mejor llevar una cuerda para rapelarla.


Con la faena del día hecha, la terapia da por finalizada. ¡Volveremos pronto!.

Track de la ruta : http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=10802673