martes, 8 de marzo de 2011

Cuando la montaña dice que "no".

Viernes 4 de la tarde:

De nuevo la cada vez más habitual rutina: Jugar al tetris con el maletero, empujar mochilas, rellenar huecos, y cuando los amortiguadores casi ya tocan el suelo, partimos hacia el pirineo.

Cuatro horas y media de viaje por unas carreteras que ya son como de la familia. Horas en las que no paran de salir nuevos objetivos, es curioso, aun no hemos empezado la actividad, y ya estamos pensando en la siguiente.

Llegamos a la Casa de Piedra, una buena cena de hornillo y a la cama, que mañana hay que madrugar.

El riesgo de aludes es alto, ha estado nevando hasta el mismo viernes, a si que tenemos muy claro que la cosa no estará como para arriesgar. Nos acercaremos, miraremos y tomaremos una decisión.

Nos levantamos a eso de las 4.30 y salimos rumbo a telera con la intención de hacer el corredor Elena.



La pista hasta el ibon, tiene muy poca nieve y la hacemos rápido, es curioso, con todo lo que supuestamente ha nevado y la pista nunca la habíamos visto tan pelada.

Llegamos al ibon y nos damos de frente con el corredor. Empieza la lucha interna de valorar la situación y decidir la supuesta mejor elección.





Cada uno tiene sus opiniones:

"Pues yo veo mucha cornisa arriba",



"A mi me tira para atrás los triángulos de nieve que hay sobre las rocas de salida"



" En la aproximación nos vamos a hundir hasta los sobacos"





Diferentes puntos de vista, pero con juicio final común. " Lo dejamos para otro día, que el corredor no lo van a mover de aquí".

El plan B era hacer la Norte de la Punta Escarra, a si que sin perder tiempo volvemos a los coches y salimos rumbo al parquin de Sarrios. Sabemos que lo mas seguro es que esté igual de mal, pero por acercarnos y mirar no perdemos nada.

En cuanto llegamos a la carretera pillamos la caravana de coches que se dirigen a las pistas de esquí. Estamos una media hora retenidos. Ahora aunque la nieve no este bien, tampoco nos podríamos meter por cuestión de horario. En fin... ya que estamos aquí hacemos la aproximación, hacemos fotos y así ya nos conocemos el camino para la próxima.

Remontamos las pistas hasta el collado , desde ahí vamos cresteando unas lomas bastante cargadas de nieve y con alguna aristilla con cierto aire alpino.









Sesión de fotos, almuerzo al sol y de nuevo el debate nivológico. El corredor tampoco tenia buena pinta. Aunque hubiésemos llegado pronto, tampoco hubiésemos entrado.







Mientras disfrutábamos de un buen té con unas vistas inmejorables, un gran estruendo raja el silencio. Al principio pienso "Coño.... la mascletá" pero miró el reloj y veo que aun no son las 2. A si que debe a ver sido un Alud. El sonido ha durado unos 15 segundos, pero no hemos visto nada. Por si no nos quedaba claro que habíamos tomado la decisión buena, la montaña parece reforzar nuestra decisión.



Tranquilamente bajamos y pasamos un dia de estos contemplativos, de pueblo en pueblo, de cerveza en cerveza.... Siempre con la cámara en la mano.





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