domingo, 5 de mayo de 2013

Penyagolosa, Arista Sur, III+, 300m.

Ver como la vida de estudiante va terminando obliga a veces a no rechazar planes, a permitir que el tomar una cerveza se convierta en una noche sin freno.

El tiempo iba empeorando, "ni de coña vais a ir mañana" me decía mi géminis maligno, y entre Jack Daniel´s fue transcurriendo la noche, hasta que el amanecer me sorprendió volviendo a casa, con la bici y la lluvia como compañera.

No había pasado más de una hora, cuando suena la alarma. Miro por la ventana y la lluvia es intensa, solo ver cabalgar a los cuatro jinetes del apocalipsis por Primado Reig hubiese conseguido que el día pintase menos apropiado para realizar la arista.

Mando el típico WhatsApp para esperar la confirmación de que "se suspende" la empresa de hoy. Mi cuerpo solo quiere dormir y espero que la decisión sea una cómoda retirada.

Pero Gabi sigue confiando en la ventana de buen tiempo anunciada hacia el medio día, y bien por vergüenza torera, por no quedar mal, o simplemente porque soy gilipollas preparo como puedo la mochila y subo al coche.

La lluvia aumentaba de intensidad a mediad que nos acercábamos hacia Castellón. Varias veces planteamos dar la vuelta, pero al final decidimos ir aunque fuese a almorzar al bar del monasterio.

Pero la vida es caprichosa, y cuando todos habíamos aceptado que hoy no era el dia, el tiempo fue cambiando. Pasado Alcora ceso la lluvia, luego se veía un claro a lo lejos, hasta que de repente, nos alcanzo el sol.

No íbamos a tener más remedio  que realizar la Arista.

Llegamos al Corralito, donde dejamos el coche y preparamos los bártulos.




Hay que buscar el Portellás, pero las indicaciones no están muy claras. Pasamos una indicación hacia el Portellás, y a los pocos minutos otra indicación nos volvía a mandar hacia abajo. Jamás supimos donde estaba el Portellás, pero con la intuición de que teníamos que bajar, y que si seguíamos por donde íbamos nos plantábamos en la cima del Penyagolosa fuimos a buscar un collado que nos sonaba de otras piadas.




Una vez, en el collado hay que descender unos 200 m de pedrera e ir a buscar un gran hito en la derecha que nos deposita en unas repisas.




Llega un momento que hay que hacer un pequeño destrepe hacia la repisa que nos deposita a la entrada de la vía.


Hay que subir unos 30 metros de canal, hasta llegar al muro más vertical de la vía y que es bastante característico.


Este largo es el más roto de la vía, pero cuando ganas el espolón la cosa mejora. Tanto en roca como en ambiente, la caída que hay hacia la derecha es bastante importante como para dar cierto ambiente aéreo a la actividad.



Las tres reuniones son bastante evidentes, ya que se encuentran en amplias repisas. Todas están equipadas con un parabolt y con la posibilidad de reforzarlas con algún seguro flotante.







El material, depende de la soltura de cada uno, pero con anillos y algún friend se puede proteger sin problemas todos los largos.







No es una actividad técnicamente difícil  pero tiene el encanto ser un terreno de aventura, y una forma diferente de subir al Penyagolosa. 

De vuelta, mientras pensaba en que estuvimos a punto de dar la vuelta por el tiempo me vino a la mente una frase que leí hace poco en un libro de Asimov.

"Asegurar el no fracaso también impide el logro de los triunfos".

3 comentarios:

  1. Un tio que yendo de resaca, se acuerda de Asimov, es un crack! Bien perseguida esa actividad, incluso en alguna foto se ve la pared medio mojada...

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  2. Muy literaria la entrada Luis y bonitas las fotos. Es de las pocas cosas que he hecho yo así en pared y es muy divertida. Eso sí nosotros día esplendido aunque por las fotos no os podéis quejar del día.

    un abrazo, Lourdes

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  3. Sergio, ahora mismo veremos una maniobra de escapismo por el penyagolosa seguro.

    Lourdes, la actividad es bonita, porque el paisaje es de los que enamoran. Además tu tuviste un guía cojonudo.

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