Diedro de la Hoz de Jaca ( 120m - V+)

Después del Brazato necesitábamos un día de descanso activo. La primera opción era realizar la vía "Valle de Tena" en la Foratata. Después de un breve vistazo desde la carretera parece que aun queda nieve en la bajada, y como no la tenemos muy clara decidimos dejarla para épocas más estivales.

Nos decidimos pues por una clásica del valle " El diedro de la Hoz de Jaca".

Dejamos el  coche en el pueblo de Hoz de Jaca y nos dirigimos al mirador.






























El ambiente es de escándalo.

Cogemos la senda que sale a la derecha del mirador y bajamos a buscar la instalación de los rápeles. Llevamos cuerdas de 50m y bajamos en tres tiradas. Desde la instalación a la primera reunión en un rápel con una ligera travesía y de ahí a una instalación intermedia que nos deposita en el suelo.











L1: (40m /V)  Largo que empieza por terreno fácil hasta coger el diedro. Algún paso desplomado pero con buenas presas que nos depositan en la R1.











L2: (35m/V+) Salimos de la reunión y nos encontramos con el paso más obligado de la vía. Aunque una cinta alondrada al parabolt hace que puedas chapar antes de darte el paso. Paso de placa fina si tiras recto que también se puede sacar por la derecha si vas  por la fisura.



Una serie de pequeños techos con mucho canto te deja en la R2. Hay que tener un poco de tacto chapando las cuerdas para que el rozamiento no sea excesivo.





L3: (35m /V) Largo que empieza con un pequeño desplome para seguir por una tirada de 30m por un diedro perfecto. Ideal para disfrutar a lo grande de la escalada en diedro.













L4: (15m/V+) Largo más impresionante que difícil. Empieza con unos metros de diedro para enseguida iniciar una travesía a derechas para evitar el gran techo.









Una bonita vía para pasar un día de descanso activo o tenerla como plan B. La idea era entrarle por la mañana pero en estas fechas y con el diedro a la sombra hacia una rasca considerable. A si que aprovechamos para hacer la ferrata de Santa Elena y reposar tranquilamente en el prado hasta que llegase la hora de no pelarnos de frió en el diedro.